MIS AMIGOS LOS BICHOS
Por la mirada de Simeón Hidalgo Valencia (14 de Febrero de 2016)
En mis paseos por Izagaondoa o por allí donde vaya a explorar nuevos
lugares y recovecos de la geografía Navarra me gusta fijarme también en los
pequeños detalles. A veces esos pequeños detalles, yo diría que casi siempre,
son los más importantes; los que proporcionan al espíritu de uno el sosiego, la
paz, la reflexión, la visión exacta del lugar que ocupamos los humanos y la
alegría de vivir sintiéndose en contacto con todos los seres de la Naturaleza.
Mis amigos los bichos me hacen detenerme a observarlos en su quehacer
por la propia subsistencia y supervivencia en el juego macabro de la vida. Mis
amigos los bichos me proporcionan momentos de reposo y son para mí auténticos
regalos de la Naturaleza y pienso en el buen orden de la misma y en su propia sabiduría
y me miro y me considero un bicho más, a su nivel, ni más ni menos, aunque se
diga que los humanos somos los reyes de todos ellos. Pudiera ser así si
respetáramos la Naturaleza, pero como los humanos somos el único bicho que la
destruye conscientemente, resulta que tales reyes somos los únicos que
caminamos, de seguir así, ante la propia destrucción y desaparecidos de la faz
de la tierra la propia Naturaleza se habrá purificado del virus fatal que la
amenazaba y mis amigos los bichos seguirán con su vida, haciendo por su propia
subsistencia y supervivencia en el juego macabro de la vida.
Mis amigos los bichos me enseñan a vivir y convivir con todos ellos en
sana paz y convivencia y más aún con mis propios semejantes “racionales”,
aunque la irracionalidad, el odio, la envidia, la mentira, las falsas promesas,
las injusticias, el egoísmo, la hipocresía, la intolerancia y nombres por el
estilo, sean las aguas que haya que surcar o el espacio en que me tenga que
mover. Nadie ha asegurado que sea fácil y hasta algún pensador afirmó que el
“hombre es un lobo para el propio hombre”
y a la vista de muchas situaciones tengo que reconocer que así es.
Mis amigos los bichos me han dado siempre motivos para intentar ser
como ellos…al fin y al cabo son mis propios hermanos y en el diálogo que
mantengo con ellos cuando se me acercan siempre me dan un motivo para la
esperanza, porque este don es el último recurso que me hace ser positivo, ser
dialogante, ser comprensivo, mantener mis propios criterios y objetivos en mi
propia y breve vida, cultivando la amistad, la fe en mis semejantes, la
solidaridad, la sencillez, la sonrisa, el trabajo desinteresado buscando el
bien común, consciente de que construir cuesta más que destruir, que se
necesita voluntad para seguir adelante en momentos difíciles y sin tirar la
toalla seguir para adelante como hacen mis amigos los bichos.
Al final, la misma Naturaleza me sonreirá.